Living ramen con agua fermentada de col roja y raw manchego de almendras

Si tienes siempre brotes y germinados a mano, tienes el mejor alimento del que te puedas nutrir. Si los preparas en tu cocina en vez de comprarlos ya listos, tienes la suerte de participar en la magia de la vida a diario. Con tan sólo un poco de agua de calidad, estos pequeñines son capaces de crecer con tan sólo las propias reservas de nutrientes acumulados en la semilla que, a su vez, se transforman en los nutrientes más biodisponibles que puedas añadir a tu plato.

Cuando yo empecé a germinar en mi cocina, hice pruebas con muchísimas semillas; algunas me gustaban más y otras menos y, después de muchos años de germinar y preparar brotes, tengo mis favoritos que nunca faltan en el almuerzo o la cena. Es cierto que a lo largo de los años los brotes han ido poco a poco ganando protagonismo en mi plato, tanto, que ya no como casi otras verduras de hoja. Los brotes han ocupado su lugar, los considero listos cuando ya tienen dos hojitas y han producido clorofila; son en el fondo mis microverduras pero con todo el potencial de la vida que genera vida.

Mis favoritos, sin duda, son las judías mung, el brócoli, la col lombarda, el fenogreco, los rabanitos, la mostaza… No sólo por su sabor y textura, sino por sus increibles propiedades antioxidantes o sus acreditadas propiedades anticáncer, sino porque también son muy fáciles de cultivar.

Para los días en los que no tengo tiempo de pasar mucho rato en la cocina, éstos son los que preparo a diario. El mung, el fenogreco y los rabanitos los germino en coladores suspendidos en boles (échale un vistazo a mis redes sociales Facebook, Instagram; encontrarás fotografías de mis boles y germinados desde que abrí estas cuentas). Y las semillas más pequeñitas, de brócoli, lombarda y mostaza las preparo en botes de vidrio con rejilla.

Hay a quien le intimida enfrentarse a nuevos métodos de preparación de alimentos si no tiene unas pautas muy marcadas, por eso compartí contigo esta tabla biogénica detallada con tiempos y temperaturas de germinación, uno de los gráficos de datos de mi libro Raw Food Anti-aging. Aunque, la verdad, con el tiempo no te será necesaria, y con la práctica reducirás los utensilios a los que te hagan sentir más cómodo. Eso sí, es una excelente compañera de viaje al inicio.

Lo importante es que germines y brotes varios tipos de semillas al mismo tiempo. Todas tienen propiedades diferentes: cultiva la variedad para encontrar el equilibrio y deja que tengan un papel protagonista en tu plato a diario. Son en verdad los únicos alimentos 100% vivos que puedas añadir a tu plato. Con extra de proteína de la mejor ya predigerida en forma de aminoácidos, cosa que facilita su absorción y reduce nuestro esfuerzo metabólico al digerirlas (lo  mismo que reduce los desechos). Con los mejores carbohidratos, en cantidades moderadas y de asimilación lenta; ideales para regular los niveles de glucosa en sangre pero sin que nos falte energía. Con diferentes cantidades de todas las vitaminas que necesitamos a diario y la mayoría de minerales y oligoelementos, incluidos el selenio y el zinc que tan poco abundan en el reino vegetal. Con los mejores omegas, 3 incluido. Con fitonutrientes de probadas propiedades antioxidantes e incluso anticáncer (es el caso del brócoli y la familia a la que pertenece). A parte, suponen un aporte de fibra  muy fácil de digerir que favorecerá tu salud intestinal, funcionando como un alimento prebiótico, el mejor alimento de tu microbota.

Sé creativo a la hora de añadirlos a tus platos. Pueden no sólo ocupar el lugar de las verduras de hoja o complementarlas, sino también el de otros comestibles emocionales que puedas echar de menos, como en mi receta de hoy.

Aunque los brotes vivos y crudos te puedan parecer enfriantes, al contrario, no lo son, que no te engañen; pero no los sirvas fríos de la nevera, sino a temperatura ambiente, en elaboraciones que puedas calentar de manera controlada o con ingredientes más densos, calóricos y termogénicos como en esta receta de Living ramen.

Bon appétit!

Ingredientes

Para 2 raciones

  • 2 T de jugo de chucrut rosa y nori (es el agua de fermentar col lombarda y alga nori en salazón como lo explicio aquí)
  • 1 T de infusión de hoja de stevia (ver método abajo)
  • 1 T de agua de calidad, caliente según gusto
  • 2 C (30 ml) de zumo de limón
  • 2 T de brotes de brócoli
  • 2 T de brotes de mung
  • 2 T de brotes de fenogreco
  • Floretes y hojas de brócoli al gusto
  • Raw manchego al gusto (receta en mi libro Pan con queso)

Método

Para la infusión de hojas de stevia

  1. En una jarra de vidrio, colocar 1 C de hojas de stevia secas y cubrir con una taza de agua un poco caliente (aproximadamente unos 40 ºC, que no te queme al tacto).
  2. Tapar y dejar infusionar durante 8–12 horas, o durante la noche.
  3. Colar y descartar las hojas.

Para el ramen

  1. En dos boles, verter el jugo de chucrut, la infusión de stevia y el zumo de limón.
  2. Colocar los brotes en este caldo rosa; decorar con los floretes y hojas de brócoli.
  3. Justo antes de servir, añadir el agua caliente al gusto. Si la añades muy caliente procura que no toque los brotes, para no matarlos ni ablandarlos. Puedes apartarlos con una cuchara momentánemente para que el agua caliente no los toque y se atempere al contacto con los otros líquidos.
  4. Añadir el raw manchego (receta en mi libro Pan con queso), justo en el momento de servir y acompañar con un pequeño bol extra de este queso para que cada cual se sirva la cantidad extra que desee.