Crema verde con calabaza fermentada y crackers de germinados

Tener panes y crackers ya preparados es como tener ese as en la manga que te permite hacer de una ensalada sencilla o una crema de verduras básica un plato completo, delicioso y capaz de contentar cualquier antojo emocional relacionado con la alimentación.

Yo los suelo preparar sólo en invierno, ya que los ingredientes que se utilizan en este tipo de recetas son más densos y calóricos. Y es en las estaciones más frías cuando realmente apetecen. Al ser más densos y calóricos nos ayudan a concentrar nuestra energía y a generar calor de manera  más fácil. Por supuesto, huelga decir que son también preparados súper nutritivos, densos en nutrientes, ricos en proteínas, minerales, vitaminas —en los crackers de hoy predominan las del grupo B—, ácidos grasos y carbohidratos de calidad.

Ya sabes que en mi libro Pan con queso tienes recetas de este tipo para experimentar todo el invierno sin aburrirte. De hecho, puedes utilizar las recetas de mi libro como un punto de partida, ya que la elaboración ya funciona, y añadir pequeñas modificaciones para adaptarlas a tu gusto. Yo te aconsejo seguir las recetas al pie de la letra la primera vez que las prepares y hasta que las puedas elaborar con comodidad, porque es la mejor manera de aprender a través de tu propia práctica cómo se comportan los ingredientes en estos preparados en el fondo tan poco comunes. Con el tiempo, y cuando sientas que fluyes con el método, verás qué fácil es hacer versiones a tu manera.

Es lo que he hecho yo en esta receta, en la que he utilizado mi receta para “Hallullas de germinados de centeno”, la encontrarás en la página 171 en mi libro, pero para estos crackers he añadido 2 ajos extra, 1 taza de almendra molida y 1/4 de taza de semillas enteras de zaragatona. En vez de dar forma de panecillos planos rebozando con la harina de coco —como sugiero en mi libro— las he aplanado sobre las láminas del deshidratador con la ayuda de un rodillo de amasar  (necesitarás añadir un poco más de agua de calidad hasta que la masa se deje modelar), he hecho marcas con una espátula dividiendo la masa en cuadrados y finalmente he deshidratado a 38ºC hasta que he podido darles la vuelta (unas 8 horas) y he vuelto a deshidratar cuando estaban a mi gusto de crujientes (entre 8–12 horas más).

A mí me gusta deshidratarlos bastante, para poder guardarlas unos días en recipientes de vidrio con tapa, e ir picando cuando sea la hora de comer. Experimenta con los tiempos de deshidratación hasta encontrar la textura que a ti gusta y utilízalos para acompañar tus platos más vitalizantes y alcalinizantes. A mí me gustan para acompañar esta crema verde de sabor intenso y refrescante al paladar, unos brotes variados y algún fermentado que añadan vitalidad y enzimas extras a mi plato, algún queso crema y aceites, semillas y frutos secos termogénicos y ricos en omega 3 (nueces, cáñamo) para conseguir un plato de lo más equilibrado y nutritivo. Y, por supuesto, algún alimento más súper termogénico para avivar la chispa del fuego interno en el invierno pero que tiene también otros beneficios: es el caso del chile —me encanta fresco—, no sólo rico en provitamina A y C, sino que estimula la circulación sanguínea y la salud cardiovascular.

Bon appétit!

Ingredientes

Para 2 raciones

Para la crema verde

  • 25 g de floretes de brócoli
  • 1 buen manojo de cilantro (unos 100 g), troceado
  • 1 aguacate (unos 160 g ya pelado y sin la semilla)
  • 3 limones grandes, el zumo (unos 300 ml de zumo)
  • 1 T de germinados de kale (unos 60 g)
  • 1 C de aceite de coco crudo, en estado líquido
  • 1 C de aceite de oliva virgen extra
  • 2 C de tamari o una pizca de sal
  • 2 T de agua de calidad, tibia

Terminación

  • Brotes de centeno al gusto (yo he utilizado 1 taza por persona)
  • Brotes de mung al gusto (yo he utilizado 1 taza por persona)
  • 2 nueces, peladas
  • Queso crema de almendras al gusto (la receta en mi libro Pan con queso)
  • 1 chile fresco, cortado en rodajas finas
  • Cilantro fresco al gusto, picado finito
  • Calabaza fermentada al gusto, cortada en cubitos
  • Semillas de cáñamo al gusto (yo he utilizado 1 cucharada pequeña por persona)
  • 2 tomatitos cherry (opcional)
  • 1 C de aceite de nuez crudo
  • 1 C de aceite de sésamo crudo
  • 1 C de aceite de calabaza crudo

Método

Para la crema verde

  1. Colocar todos los ingredientes en una batidora de vaso y batir hasta obtener una crema suave. Reservar.

Terminación

  1. Servir los brotes de mung y centeno y mung en la mitad de un bol hondo.
  2. Servir en la otra mitad del bol la crema verde.
  3. Terminar añadiendo el queso crema sobre la crema verde, el cilantro y el chile.
  4. Regar con los aceites y acabar acompañando con las semillas de cáñamo, los crackers (ver arribar cómo se preparan), la calabaza fermentada y, si se quiere, los tomatitos.