About

Hola, mi nombre es Consol Rodríguez soy autora de Pan con queso (Ediciones Urano, Barcelona, 2018) y Raw Food Anti-Aging (Ediciones Urano, Barcelona, 2016). Soy formadora de alimentación viva y cocina crudivegana, autora, artista visual, profesora universitaria e investigadora incansable de los beneficios y las posibilidades del raw food y la alimentación viva —raw and living foods—.

Si hay algo que me fascina a diario en mi cocina es la belleza y la fuerza vital de las plantas. Y cuando escribo cocina, no me refiero a la estancia física del lugar que habito, sino a la práctica. De hecho, el espacio físico de mi cocina se expande a otros lugares de la casa, donde aromáticas, raíces, germinados y brotes crecen con fuerza, embellecen con su verde brillante y oxigenan el aire plantados en macetones de diversos tamaños. Fotografía: Dan Balboa.

Mi camino hacia la alimentación viva ha sido un recorrido sin prisas pero sin pausas. Desde antes de 2005, llevaba ya unos años viviendo en Londres (donde aterricé en 2001), empecé a sentir especial interés por la alimentación pero también por la cocina, su historia y sus tradiciones. Sin duda, uno de los bienes que todos nos llevamos con nosotros cuando vivimos fuera es nuestra manera de alimentarnos y de preparar nuestros alimentos. Es una memoria que nos construye y que nadie nos puede arrebatar. Con los alimentos no sólo establecemos una relación de salud, sino también emocional. Los platos que disfrutamos desde pequeños, las comidas en familia, las meriendas después de la escuela, las reuniones familiares en torno a la mesa o las comidas con los seres queridos para celebrar son sin duda  memorias muy especiales que se quedan grabadas no sólo con emociones e imágenes en nuestra memoria, sino con aromas y con sabores insustituibles. Quizás éste fue uno de los motivos que me ayudó a desarrollar lo que es hoy mi pasión por la cocina y mi interés por las propiedades de los alimentos y su impacto en nuestra salud y también en nuestras emociones.

¿Un jardín precioso que toca el cielo protegido por una cúpula de cristal, en la última planta de un rascacielos en el centro de una ciudad cosmopolita y culta, con vistas de 360 ºC, orilla del Támesis  incluida, y donde poder desayunar de la manera más saludable? Puede sonar a sueño delirante, pero existe, y se llama Sky Garden. Fotografía: Johnny Richards.

Fue entonces cuando empecé a preparar todos mis alimentos desde cero, comprando productos siempre lo más frescos posible y pasando horas y horas  de diversión e investigación en mi acogedora y cálida cocina inglesa, leyendo libros de historia y de recetas tradicionales locales y preparando platos de la tradición de otros pueblos bajo mi propia interpretación; reinventándolos hasta dar con lo que era entonces para mí su versión más saludable. Este proceso fue a su vez una manera de ir descubriendo los mercados y productos locales británicos tradicionales, las maneras de prepararlos y las variedades vegetales y técnicas culinarias que forman parte de la verdadera cocina de grandma que, a pesar de la infundada mala fama del British food, es variada y puede ser muy veggie y saludable y te aseguro que deliciosa y reconfortante, siempre.

Los jardines son mis lugares favoritos de Londres. Son todos maravillosos, pero los que más adoro son aquéllos a los que allí llaman kitchen gardens y herb gardens. Un clima como el de esta ciudad, un clima suave y sin viento, con su lluvia fina y constante, es el clima ideal para todas las plantas. Tan sólo hay que ver su color y su fortaleza. Fotografía: Consol Rodríguez.

Con el clima lluvioso y el frío de Londres, la espaciosa y luminosa cocina de casa era mi refugio favorito, realmente se merecía ser llamada el HOGAR de la casa, así en mayúsculas. Allí pasaba horas adaptando recetas tradicionales galesas, irlandesas, escocesas, inglesas, mediterráneas y, más tarde, de todo el mundo hasta dar con la fórmula para mí perfecta. Todo esto, en el fondo, me iba también como anillo al dedo para luego compartir con mis amigos y seres queridos mis últimas elaboraciones de «cocina fusión salud», junto a algunas anécdotas y un poquito de historia de cada plato según lo que había leído en mis libros o según me habían informado mis amigos nativos y de las más variadas geografías o según había heredado de mi propia tradición mediterránea.

Si hay un lugar que me enamora de verdad es el Petersham Nurseries Teahouse. Situada en un vivero en medio de los campos de Richmond,  esta tetería te recibe con su envejecido portal que se alza sin muros, mientras te envuelve en el aroma húmedo de tierra fértil y te abraza la atmósfera verde de sus miles de plantas. Fotografía: Johnny Richards.

Esto fue también muy bonito de aquel período. Mis amigos de entonces, ingleses, irlandeses, galeses o escoceses, al ver mi atípica pasión por su tradición culinaria, en seguida se unían a mi «viaje» y bien orgullosos me explicaban cómo preparaban sus madres y abuelas las comidas cuando ellos eran niños, la importancia de las espaciosas cocinas en las casas británicas, me descubrían lugares secretos en la ciudad —desde el más selecto salón de té, al kitchen garden más romántico, pasando por el public house más antiguo de la City  o las patisseries más refinadas— relacionados con su auténtica gastronomía y cultura, o recetas y costumbres sencillas del día a día que jamás hubiese conocido de otra manera.

Cada vez que vuelvo a Londres me tomo mi tiempo en visitar Borough Market. Cuando vivía en Londres, era una iniciativa que proponía la recuperación de un mercado tradional medieval al lado de London Bridge y abría sólo viernes y sábado por la mañana. Ahora es un mercado consolidado, que abre cada día,  donde encontrarás mucho producto local y de temporada, las especias más insospechadas, comida to take away vegana —junto con propuestas internacionales y tradicionales locales— e incluso los mejores zumos cold–pressed de Londres, chupitos de hierba de trigo incluidos. I could not be happier!

De esta manera casual fue como realmente descubrí mi pasión por la cocina, su historia y pude comprobar cómo, sin excepción, cada tradición gastronómica concentra la esencia, la sabiduría y el amor de cada pueblo. Y digo de cada pueblo, porque en mis casi cinco años en la cosmopolita Londres tuve ocasión de conocer a gentes de todo el mundo. Así, de primera mano y con los mejores guías, aprendí las bases de la cocina familiar tradicional y las costumbres en la mesa de lugares insospechados: las tartas «multi–pancake» de las celebraciones de primavera rusas, las bases de los mejores caldos de Europa del Este, la increíble cocina húngara, la mejor cocina India, el apasionante mundo de la cocina china y japonesa…

Los aguacates son mi snack favorito. Aunque tienen fama de ser pura grasa, esto no es así. Lo que más contienen es agua y fibra, carbohidratos saludables de fácil asimilación, proteínas y ácidos grasos de los buenos, frescas, nada de grasas enranciadas ni procesadas, y son bajos en azúcares. Lo mejor, vienen envueltos en el mejor envoltorio, su propia piel, y no son nada olorosos. Así que si te llevas uno como snack cuando estás fuera, no te tienta con su aroma cada vez que abres el bolso. Fotografía: Johnny Richards.

Pero esas no son las únicas influencias de mis recetas. De Latinoamérica también tengo alguna influencia, aunque ésas son historias posteriores, y en casa, cuando era adolescente, se instauró una especie de fiebre gourmet que tenía su máxima eclosión los días festivos, cuando la familia se reunía en torno a la mesa para compartir sus experiencias al final de la semana. Fue una fiebre que fue in crescendo, sospecho, ya desde el momento en que mi abuela vino a vivir a casa. Tendrías que haberla visto moverse en la cocina, era de una armonía casi mágica. Seguramente adquirida tras los muchos años de trabajar como cocinera y jefa de cocina. Recuerdo perfectamente los más increíbles dulces y plum cakes que preparaba en algunas ocasiones, y su especial toque anisado, o de jengibre y sésamo —ajonjolí, como ella decía— que revelaba la influencia morisca de la repostería mediterránea. Aunque si te confieso, poco aprendí de ella entonces, excepto la manera en que se movía entre utensilios, moldes y cazuelas y los trucos que explicaba a la hora de las elaboraciones mientras yo me sentaba, de niña y de adolescente, en la silla de enea en la cocina para observarla entre bambalinas y nuevos aromas.

Los germinados y brotes son los alimentos más nutritivos de cualquier dieta. Prepararlos en casa es de lo más fácil. Se necesita sólo un rinconcito, un recipiente donde puedan crecer, agua y las ganas y el amor que les quieras dedicar. Fotografía: Mariano Maturana.

Todas éstas son experiencias que, sin darme cuenta, han ido construyendo mis propias recetas a lo largo de los años, aunque mi alimentación hoy día diste mucho de aquellos inicios. Hoy, mi alimentación, es de lo más sencilla, sincera y respetuosa, y aunque de cuando en cuando le dedico tiempo y amor a preparaciones más elaboradas y emocionales —como las de mis libros— mi día a día es muy sencillo, con elaboraciones sin cocción, y no hay plato que no venga cargado de verde o acompañado de una ensalada gigante con muchos brotes y germinados.

No nos engañemos, comer fuera de casa y comer saludable depende de nosotros. Por supuesto hace falta también saber escoger un lugar donde pedir una súper ensalada con sólo vegetales, con una sonrisa si es que no está en la carta. Esto siempre funciona y, a veces, hasta sorprende. Fotografía: Mariano Maturana.

Por eso he decidido crear este espacio, panconqueso.info, donde compartir contigo ideas para un día a día de lo más vitalizantes, saludables, equilibradas y, por qué no, bellas con las que acompañar los panes y quesos —todos 100% vegetal— que encontrarás en el recetario de mi segundo libro con Ediciones Urano, Pan con Queso. Aunque verás que las ideas que te dejaré aquí son también deliciosas y bien nutritivas sin acompañamientos extra.

Como los libros impresos son limitados, y mi segundo libro ya tiene una extensión de 320 páginas, he decidido también compartir algunos artículos y datos de interés relacionados con la misma temática (lácteos y panificados) en la sección “Artículos”. Iré construyendo este espacio pasito a pasito, si acabas de llegar y ves que este blog es aún un poco «bebé», te ruego paciencia; las semillas se toman sus días en germinar, brotar y convertirse en árboles altos y robustos. Y si tienes dudas o deseas hacerme llegar tu opinión sobre mi trabajo, te animo a que lo hagas a través del formulario de contacto. Te leeré con atención y cariño. ¡Asegurado!

Mientras tanto, bon voyage!