Tortillas de semillas

Sin duda la creatividad en la cocina —y la dedicación, por supuesto— es la clave para no aburrirte con la dieta. Hay a quien le cuesta estar más de 5 minutos ocupado en organizar o preparar sus alimentos, pero, créeme, lo vas a agradecer: tu cuerpo y tu salud te lo van a decir a voces. Y si cocinas para alguien más que para tí, lo puedes convertir en uno de los actos de cariño alrededor del cual pivota el día a día.

Es cierto, es cierto, se requiere tiempo para depende qué cosas, pero no para todas. Hay muchos procesos que ocurren sin la necesidad de que estemos presentes o vigilantes —como la germinación, el deshidratado o la fermentación—. Pero sí, es verdad, el gran reto de la cocina de la alimentación viva es el cambio de chip, la manera de organizarte y de planificar los tempus. El más claro caso es el de los germinados, si quieres que formen una parte importante de tu plato, tienes que empezar el proceso unos 5 ó 9 días antes de añadirlos a la receta. Y aunque puede parecer muy complejo organizarse con tanta antelación, la clave aquí ya no es pensar que en 5 ó 9 días prepararemos un súper plato, siguiendo una receta al pie de la letra, con germinados de brócoli —por ejemplo— sino tenerlos a punto para poder añadirlos a tu plato según te dicte aquel día tu criterio creativo. Créeme, las posiblidades son inagotables, y, no sólo saludables, sino realmente terapéuticas también a nivel de realización creativa.

La receta de hoy viene como anillo al dedo para ilustrar este tipo de preparados: necesitamos previsión de tiempo de deshidratación, de fermentación del queso y también de preparación de los brotes de brócoli —aunque si no te planificaste bien con los brotes cada vez es más común encontrarlos en las tiendas bio; en el caso de los brotes de brócoli, se han convertido en una especie de superstar de los alimentos vivos gracias a su comprobado poder anticáncer.

La cocina en alimentación viva no tiene límites. Los límities los pones tú, lo mejor, todo es energía limpia y radiante.

La deshidratación no es uno de los métodos que yo utilice a diario, al contrario, sólo para aquellas veces en las que me apetece preparar algún plato emocional, como es el caso con esta tortilla, un plato para celebrar. Para organizarme con la deshidratación, a mí lo que me funciona es prepararlo todo por la noche y dejar el deshidratador funcionando  las horas que necesite. Si al día siguiente el plato está elaborado antes de tiempo, no es problema, se puede dejar reposando unas horas y volver a deshidratar unos 30 minutos antes de añadir los alimentos más frescos, tendrá la temperatura perfecta para respetar los nutrientes de los alimentos y la corporal, ideal no sólo por una cuestión térmica, sino porque los sabores son más intensos cuando los alimentos están tibios.

La creatividad en la cocina será siempre tu mejor aliada.

Sobre la fermentación, no hay nada más versátil que este proceso, ni más agradecido. Es cierto que para elaborar este queso crema de almendras sólo necesitas un par de días, pero si lo preparas antes lo puedes guardar en la nevera en recipiento de vidrio con tapa durante semanas. Durante este tiempo, no sólo se preserva bien, sino que su sabor aumenta, con los días de fermentación extra, y también su perfil nutricional y su contenido en probióticos.

Lo ideal es tener siempre varias bases —quesos, germinados, brotes— que combinar y que te hagan sentir seguro y suficiente, como la paleta llena de colores de un pintor. ¿Qué me dices? ¿Te atreves conmigo a probar recetas para sorprender? Te aseguro que va a ser un éxito, y todos los ingredientes 100% vegetales y con sus propiedades a tope, para disfrutar mientras te cuidas. Aquí te dejo la receta, ya me contarás.

Bon appétit!

Los platos sencillos de combinación y sabores son sin duda los mejores, no sólo están más ricos, sino que serán los que nos sentarán mejor a la hora de digerir.

Ingredientes

Para 4 raciones

Para las tortillas

  • 1 T de agua de calidad
  • 2 C de zumo de limón
  • 4 C de mantequilla de almendras
  • 1 raíz pequeña (unos 2 cm) de cúrcuma fresca
  • 4 C de aceite de oliva virgen extra
  • 4 C de aceite de coco
  • 1 1/2 c de psyllium en polvo
  • 2 C de semillas de chía
  • 1 cebolla morada pequeña, con las hojas verdes
  • 2 ajos morados, chafados y con la piel
  • 1/4 c de sal kala namak

Para la terminación

Método

  1. Colocar todos los ingredientes menos la chía y la cebolla en una batidora de vaso y batir hasta obtener una mezcla muy suave.
  2. Cortar la cebolla, bulbo y hojas, en rodajitas muy finas y batir a mano con la ayuda de un batidor de varilla con la mezcla previa en un bol.
  3. Añadir las semillas de chía y volver a mezclar a mano homogéneamente.
  4. Dejar reposar unos 5 minutos para que la chía se hidrate.
  5. Extender esta mezcla en 4 porciones cada una en una lámina del deshidratador en forma de círculos de unos 20 cm de diámetro aproximadamente.
  6. Deshidratar a 38 ºC durante 8 horas.
  7. Dar la vuelta, despegando cada tortilla con la ayuda de la lámina, y deshidratar 2 horas más.
  8. Rellenar al gusto con brotes de brócoli o con queso crema de almendras (receta en mi libro Pan con queso), enrollar y deshidratar 2 horas más.
  9. Servir y decorar al gusto con extra de queso crema de almendras (en el caso de que hayas rellenado con brotes de brócoli), granada, floretes de brócoli y coliflor morada.